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jueves, 14 de marzo de 2013

Taylor Swift graba nuevo video con sus amigas retrasadas


Si pudieramos permitirnos el lujo de contratar a un sicario para que eliminara a alguien de la faz de la tierra para siempre, y sin dejar rastro, sería para que hiciera desaparecer de por vida a Taylor Swift. El amor-odio que sentimos por esta niña es constante. Justo cuando creemos que va a dar el paso y va a convertirse en una buena zorra, como cualquier cantante pop, resulta que se echa para atrás y nos viene con más chochipop del que ya nos tiene acostumbrados de mala manera.

El amor es muy bonito, pero es más bonito cuando hay dobles penetraciones y bukkakes de por medio, eso está claro. Taylor Swift, natural de Pensilvania, a sus 23 años seguramente no sepa lo que es un buen polvo, y hace gala de ello en todos y cada uno de sus singles. Gracias, Taylor, no queremos que le des tu flor a cualquiera.

En un principio, este nuevo single que lleva el nombre de 22, no nos entraba ni con el mejor de los lubricantes, pero claro, nosotros que somos bastante facilonas, con un par de escuchas hemos caído como moscas. Todo desprende un aire de alegría, gozo, felicidad y muchas, pero que muchas ganas de salir sin ropa interior a la calle.

Pero todos esos sentimientos son fulminados por Taylor en el momento que hace su nuevo video, llevando a cabo previamente un casting para seleccionar entre todas las chicas que se presentan a las que más retrasadas y castas parecen. Cualquiera de ellas, incluso la mismísima Taylor, podrían ser presidentas del club de castidad de tu instituto. Vaya grupito de petardas se ha juntado.

El meollo del videoclip es que la cantante celebra su cumpleaños con sus amigas superguays, y seguramente pagadas por su madre para que se acerquen a ella en los recreos, donde podemos ver a las chicas de celebración, modo despedida de soltera, pero con la gran ausencia de penes de goma, alcohol o un buen stripper que le quite los aires de mal follada a más de una.

Taylor es muy estúpida cuqui y lo celebra como mejor sabe, humillando a sus amigas haciéndoles bailar con pompones y unos gorros horrorosos, haciendo un mini concierto en la cocina entre platos de sandwichs sin corteza y ponche, una espontánea visita a la playa donde aprovechan la puesta de sol para contar como sus actuales novios trataron de tocarles una teta por primera vez, y el plato fuerte de la fiesta, una cama elástica. Luego por la noche, Taylor se coloca una diadema con dos orejas de gatita, dando a entender que va a soltarse la melena y a follarse a todo lo que tenga pulso, pero no. Nosotros somos muy de malinterpretar las señales. Lo más fuerte que hace Taylor durante esa fiesta nocturna es subirse sobre una mesa y bailar con su amigo gay mientras le caen confettis por encima. Vamos, me río yo de los saraos que montan los de Gandía Shore en su casa los fines de semana.


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